Grafiti por el artista famoso, Banksy, en la pared alrededor de Belén. Es un soldado Israeli con un burro.

 

Oración por el bien común

Oh mi Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, mira a este mundo que sufre de hambre del Bien Común y dígnate preservar a esta perversa generación de la ignorancia de ella en las empresas políticas y espirituales de los líderes de esta generación tanto en el ámbito eclesiástico como político, reinos de la Iglesia y la polis. Purga de sus corazones la jubth,¹ para que sus mentes perciban sobrenaturalmente Quién es el Bien Común, es decir, Jesucristo, el Rey del universo. Que el Espíritu Santo impulse a los comerciantes a reconocer las necesidades auténticamente humanas y a no explotar las debilidades morales de los seres humanos caídos en aras del beneficio personal y de la vanagloria. Que se restablezca en la familia humana el orden natural y sobrenatural según la jerarquía divina. Que las facultades del alma y del cuerpo de cada hombre se ordenen correctamente y la justicia prevalezca dentro de cada hombre, porque es solo a partir de este ordenamiento interno del alma del hombre que la justicia externa de las tribus del mundo puede comenzar y llegar a completarse tanto en la Jerusalén terrenal como en la celestial, tanto de Palestina como de la una, santa, católica y apostólica Iglesia Madre de la Ciudad de Dios, el nuevo Israel.

Oh Theotokos, Madre del Verbo Encarnado, Inmaculada Concepción, Mediadora de todas las gracias, y Corredentora, María, cuyo cuerpo y alma fueron llevados al cielo, ven en nuestra ayuda, que no te merecen. Concédenos ver nuestras almas como las ves tú y Dios. Fortalece por el Espíritu Santo nuestras almas racionales y debilita nuestras almas apetitivas e irascibles. Por el poder del Espíritu Santo borra toda jubth y iniquidad tanto de nuestras almas como del mundo entero, oh Virgen María purísima, concebida sin pecado original.

Oh San José, Esposo terrenal de la Bienaventurada Virgen María y padre adoptivo terrenal de Jesús, tú eres el modelo de los cristianos. Concede que todos los hombres, niños y mujeres sigan tu humildad, amor a la pobreza, castidad del cuerpo y del alma, y amor a la contemplación de los misterios celestiales de la Santísima Trinidad y plan divino de salvación. Oh padre y amante de nuestras almas, Príncipe de la Iglesia y patrono de tribus y clanes, guía a nuestros propios clanes y familias en el conocimiento del verdadero camino y la sabiduría de Dios. Otórganos el conocimiento del Bien y la capacidad de seguirlo, oh Rey Sabio y digno de confianza. Amén.


¹Jubth se refiere a una mala cualidad moral en el tratado, La reforma de la moral, por un filósofo iraquí cristiano medieval, Yahya Ibn ‘Adi, que denota la impureza del alma caracterizada por propensiones hacia la inmundicia de cualquier tipo, incluyendo la lascivia (en pensamiento y acción), palabrotas o groserías, bromas excesivas o deseo de diversión, ira excesiva, y culminando en fraude y engaño hacia uno mismo y hacia los demás. Es una corrupción moral de la peor especie y, sin embargo, existe en todas y cada una de las almas (al igual que el pecado original). Es el nexo entre los malos hábitos del alma y el mal primigenio. Según Ibn ‘Adi, quien define la jubth como la debilidad del alma racional y la fuerza de las almas apetitivas e irascibles, implica «albergar el mal para otra persona mientras se hace una demostración de buena voluntad hacia él y se emplea la traición, la astucia y la impostura en las relaciones mutuas… Esta es una de las peores cualidades morales de las personas malvadas,» (Yaḥya ibn ‘Adī The Reformation of Morals: un texto paralelo inglés-árabe traducido y introducido por Sidney H. Griffith, 3.35).

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